Tarta Guinness o a la Cerveza Negra

Una tarta tan fácil y rica como original. En realidad es un bizcocho con sabor a chocolate y la textura producida por la  fermentación de la cerveza negra. El sabor original se produce cuando se mezclan en la boca el suculento bizcocho y la crema o frosting de queso. El diseño de esta tarta trata de simular una pinta de cerveza negra coronada con su peculiar espuma blanca. Como ya sabéis la cerveza también se puede comer a demás de beber.
Después de mirar varias recetas de esta tarta en los mejores blog de cocina, he elaborado mi receta final con lo mejor de todas ellas, en cuanto a ingredientes y elaboración. Y así os traigo esta peculiar tarta de la manera más fácil fácilmente facilísima. Deliciosa!!! 

Ingredientes
250 ml de cerveza negra (Guinness)
250 g de mantequilla 
250 g de harina
250 g de azúcar moreno de caña
75 g de cacao en polvo
2 cucharaditas de bicarbonato o levadura royal
150 ml de nata líquida para montar
2 huevos
1 cucharadita de esencia de vainilla líquida
Para el frosting
270 g de queso crema (Philadelphia)
125 g de azúcar glas
25 g de azúcar avainillado
350 ml de nata líquida para montar
Comenzamos poniendo el horno a precalentar a 180ºC. Forramos (encamisar) un molde redondo desmontable para tartas (23 cm más o menos y alto), podemos hacerlo con papel de hornear o untándolo con mantequilla y harina.

Ponemos en un cazo alto todos los ingredientes líquidos. Comenzamos poniendo la cerveza y la calentamos a fuego medio, sin que llegue a hervir, cuando esté caliente le añadimos la mantequilla en pequeños trozos y vamos removiendo el recipiente con una espátula o cuchara hasta que se deshaga la mantequilla y se mezcle con la cerveza. Ya fuera del fuego añadimos la nata, los huevos (si queremos los podemos batir un poco antes) y la vainilla y batimos con ayuda de unas varillas.

En un bol vamos a poner todos los ingredientes sólidos: la harina, el azúcar, el cacao y el bicarbonato. Los mezclamos muy bien con ayuda de una cuchara, deben quedar totalmente mezclados y homogéneos. 
Ahora iremos agregando esta mezcla de los ingredientes sólidos a la mezcla de los ingredientes líquidos, poco a poco mezclando con ayuda de la espátula. Debemos conseguir una mezcla homogénea y algo más líquida que la de otros bizcochos, pero tranquila/o no pasa nada. 

Vertemos la mezcla sobre el molde forrado que teníamos preparado y llevamos al horno precalentado a 180ºC durante unos 40 o 50 minutos, esto dependerá de cada horno. 
Lo mejor es que a partir del minuto 30 vayáis comprobando la cocción con un palillo (se pincha el bizcocho en el centro y hasta abajo para comprobar que sale limpio o todavía se mancha de la mezcla), cuando el palillo sale limpio y seco quiere decir que el bizcocho ya está hecho (no lo paséis de tiempo para que el bizcocho no os quede muy seco). 
Sacamos del horno y dejamos enfriar, desmoldamos y enfriamos del todo antes de cubrirlo con el frosting. 

Preparamos el frosting con ayuda de una batidora montadora (la de varillas) o cualquier otro robot de cocina. Para ello ponemos en un bol bien frío todos los ingredientes también fríos: el queso, la nata, el azúcar glas y el azúcar avainillado (el azúcar no es necesario que esté frío) y batimos todo hasta que nos quede una crema montada y esponjosa.
Sino disponéis de alguno de estos aparatos, lo podemos hacer de manera manual montando primero la nata (recordar tanto la nata como el bol es mejor que estén bien fríos, poner en el congelador durante unos minutos), después añadimos en forma de lluvia el azúcar glas o glasé mientras seguimos montando la nata. Por otro lado habremos batido el queso crema y el azúcar avainillado con ayuda de un tenedor, y finalmente lo mezclamos con la nata montada con movimientos envolventes, sin batir, muy despacio, hasta que tenemos una mezcla homogénea. 

Una vez tenemos listo el frosting y el bizcocho está frío, podemos untar la superficie del bizcocho como más nos guste, incluso podemos untar un poquito los laterales del bizcocho o ponerlo con ayuda de una manga pastelera y boquilla. El acabado final va a depender de vuestro gusto personal y habilidad. A mi personalmente me gusta ponerlo de manera sencilla, con ayuda de una lengua o espátula, imitando a la espuma de la cerveza.

Ya tenemos lista nuestra tarta Guinness, ahora es cuestión de ponerla un poco al frío para que la tarta tome más consistencia. He de decir que esta tarta gana en sabor y textura si la dejamos de un día para otro en la nevera, por lo que aconsejo elaborarla con un día de antelación, algo que no es totalmente imprescindible. 
Una sencilla tarta con la que te ganarás los paladares de toda clase de invitados, pequeños, grandes, aficionados, gourments y aquellos más escépticos. Deliciosa y apasionada para los amantes del chocolate. 

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